El proyecto de arquitecturaEl rigor científico como instrumento poético

  1. Pina Lupiáñez, Rafael
Dirigida por:
  1. Antonio Miranda Regojo-Borjes Director/a

Universidad de defensa: Universidad Politécnica de Madrid

Fecha de defensa: 10 de noviembre de 2004

Tribunal:
  1. Gabriel Ruiz Cabrero Presidente/a
  2. Carmen Espegel Alonso Secretario/a
  3. José María Mercé Hospital Vocal
  4. Javier Seguí de la Riva Vocal
  5. Jesús Bermejo Goday Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

EL PROYECTO DE ARQUITECTURA. El rigor científico como instrumento poético Resumen. El punto de atención principal del presente trabajo, se fija, como indica el propio título, en el proyecto arquitectónico. Entre las diferentes acepciones que adquiere el término proyecto, interesa especialmente aquella que se refiere al proceso mediante el cual la arquitectura se piensa y se genera. Saenz de Oíza, citando a Unamuno, considera el proyecto como problema, es decir, como aquello de lo cual no se conoce la solución. Así, el problema del proyecto y el problema de la vida, presentan paralelismos evidentes, en tanto ambos consisten en la búsqueda de una solución desconocida e indeterminada: “Esa búsqueda permite a veces perderse en el camino y encontrar en ese aparente desorden cosas insospechadas que no se habrían encontrado yendo por los caminos trillados. Incluso, a veces, yendo errado se aprende muchísimo, ya que uno puede encontrar, al darse cuenta de su equivocación, ese otro camino, también desconocido, que estaba buscando desde el principio.” Saenz de Oíza, Fco. Javier La actitud creadora. El proyecto de arquitectura como realidad técnica y simbólica. Del libro: BANCO DE BILBAO. SAENZ DE OIZA. Departamento de Proyectos Arquitectónicos. Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid. 2000. En el proyecto, como en la vida, la indeterminación del resultado, e incluso su dependencia de lo azaroso, no implican que su ejercicio y desarrollo deba realizarse ajeno a todo orden y regularidad. Por el contrario, en el proyecto, como en la vida, resulta imprescindible conducirse de acuerdo a ciertos principios ordenadores que, al menos intencionalmente, conduzcan al mejor de los resultados. La presente investigación habla, por lo tanto, más de actitudes y criterios que de reglas fijas, en la convicción de que “no es posible trillar el camino del proyecto”. Más bien, se ha buscado profundizar en las condiciones y los medios necesarios para adentrarse en el camino proyectual, con la intención de que conduzcan a un resultado feliz. Un resultado que, como se ha dicho, es fatal y necesariamente desconocido, abierto e indeterminado “a priori” pero que, en cualquier caso, deberá ser, también necesariamente, benéfico para el hombre. Así, dentro de la especificidad, la aproximación al proyecto es preciso que se realice desde la totalidad. El estudio proyectual se impone, en este caso, como una forma de “especificidad de la generalidad” en el entendimiento de que, en ocasiones, y sin menoscabo de visiones analíticas, por otra parte defendidas en este trabajo, resulta imprescindible aproximarse a la totalidad como tal. En esta tesis se ha procurado, en consecuencia, realizar una reflexión global y síntética acerca del hecho proyectual, de forma autorreferente con la naturaleza global y sintética del proyecto. La reflexión sintética sobre el proyecto no puede ser ni axiomática ni demostrativa. No es axiomática, pues aunque parte de algunos principios básicos esenciales de “lo arquitectónico” –necesidad y verdad- no busca establecer caminos cerrados, y se aleja de cualquier intencionalidad determinista. No es demostrativa, sino más bien indagatoria, se ha pretendido “picar siempre en la misma veta” en la convicción de estar ahondando en la buena dirección, pero sin rechazar categóricamente ninguna otra; excepto cuando atentan contra la esencialidad ética de la arquitectura. Esencialidad ética que permite dar forma al auténtico sentido o razón de ser de lo arquitectónico y, consecuentemente, del proyecto: se proyecta para el mayor bien de los seres humanos, para lo cual es preciso utilizar recursos ajenos y actuar sobre un medio natural o artificial, siempre frágil, necesitado de atención y respeto. Solo las arquitecturas que pervierten su sentido, para convertirse en vehículos de expresión de otros intereses, merecen ser descalificadas, desde el enfoque dado a esta investigación. Lo anteriormente expuesto, permite considerar el proceso del proyecto desde un enfoque en cierto modo científico, sometido al ejercicio de la razón y alejado de toda condición arbitraria, inefable, sentimental y subjetiva. Sin perjuicio de la existencia de antecedentes suficientes, que permitirían hablar de una corriente científica proyectual desde la antigüedad, el trabajo que se presenta pone especial énfasis en el proyecto moderno o, para ser más precisos, en la condición moderna del proyecto. Entendiendo por condición moderna aquella que sienta sus bases en las ideas de progreso científico y social, y se distancia diametralmente de posiciones mercantilistas, metafísicas, oscurantistas, relativistas, esotéricas, arbitrarias, subjetivas,... *** El trabajo consta de tres partes (bloques) de tres capítulos cada una, y cuatro apéndices. Su estructura es, en cierto modo, clásica en la medida en que evoluciona desde lo más general hacia lo específico. La propia denominación de los bloques da idea de esta aproximación hacia lo concreto: epistémico, teórico y poético. Para concluir, el trabajo se cierra con un apéndice práctico en el que, “a modo de recomendaciones para principiantes”, se sugieren algunas pautas de actuación, siempre dentro de la más elemental prudencia que impide, como se ha dicho, establecer reglas fijas en materia proyectual. El primer bloque, denominado epistémico tiene por objeto establecer las bases de carácter general que sirven para el desarrollo del trabajo. Así, sus tres capítulos se dedican a analizar la relación de la arquitectura con el pensamiento, con el arte y con la ciencia, en este último caso, considerando las influencias formales y metodológicas. También se abordan las relaciones entre arquitectura y proyecto, y se toma en consideración la necesidad, la oportunidad y las condiciones que debe reunir la reflexión teórica acerca del proyecto arquitectónico. Este bloque concluye haciendo referencia al ya mencionado fundamento ético de la arquitectura y, en consecuencia del proyecto moderno. Verdad y necesidad –lógica interna y sentido- se constituyen así en los agentes primordiales que se encargan de gestionar todo el desarrollo del proceso del proyecto. El segundo bloque, denominado teórico, se dedica al análisis de tres funciones abstractas y primordiales que constituyen las bases teóricas de lo arquitectónico y, en consecuencia, de lo proyectual. Concepto, orden y unidad, son nociones que, de forma concatenada, y sin solución de continuidad clara, se desarrollan a lo largo de los tres capítulos de este segundo bloque. Distinción de tres nociones que, en el fondo, tratan de lo mismo pues necesariamente convergen en lo arquitectónico: el orden tiende a la unidad y viceversa, así como el concepto o idea tiende al orden y a la unidad. Tres nociones que constituyen, al mismo tiempo, tres funciones generadoras y tres manifestaciones de una misma realidad: la arquitectura. El tercer bloque, denominado poético, se centra en los aspectos relativos al desarrollo del proceso del proyecto. Es decir, a los procedimientos de producción proyectual entendidos como concurrencia sincrética de métodos diversos: análisis y síntesis, dialéctica y aproximaciones sucesivas, crítica y verificación. Siempre con la mirada puesta en la integridad de concepto, unidad y orden, es decir en la consistencia y la intensidad arquitectónica de la obra. Consistencia e intensidad que se fundamentan en criterios integradores de necesidad, coherencia y pertenencia o propiedad, como gestores del sentido externo (razón de ser) y de la verdad (lógica interna) de la obra. Solo desde ese rigor desprovisto de todo dogmatismo es, a nuestro juicio, posible alcanzar la verdadera calidad poética de la obra. Rigor que huye del autoengaño y de las trampas del lenguaje (Wittgenstein) para encontrar en la claridad y la sencillez toda la complejidad del hecho arquitectónico, sin falsedades. Rigor que impone la necesidad de justificar las decisiones mediante la razón y la lógica propias de la obra, aún cuando aquellas sean hijas de la intuición, del sueño, o de la locura. El proceso proyectual consiste en buscar la síntesis poética entre lo que la obra es, lo que contiene y lo que representa. La integración coordinada de los tres sistemas básicos (construcción, función y forma) proporciona a la obra su consistencia e intensidad.